TIEMPO DE PACES


LA PAX HISPÁNICA y LA TREGUA DE LOS DOCE AÑOS
Coincidiendo con el cuarto centenario de la firma de la Tregua de los doce años (1609-1621), en la Fundación Carlos de Amberes, hemos podido disfrutar de una gran exposición dedicada a la Paz Hispánica y la Tregua de los Doce Años. Este período en el contexto de las paces internacionales que marcan las primeras dos décadas del siglo XVII.
El 9 de abril de 1609 se firmó en Amberes la Tregua de los Doce Años (1609-1621) entre la Monarquía de Felipe III, los archiduques y la República holandesa, un significativo paréntesis en la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), proceso de separación de las Diecisiete Provincias de los Países Bajos entre las que se mantuvieron leales a la Casa de Austria y las que acabaron articulando su independencia en un régimen confederal y republicano.
La exposición planteó durante este tiempo, un programa didáctico orientado a promover los valores universales de la paz, la tolerancia y la concordia.
Según el comisario de la exposición, Bernardo García “la Pax Hispanica no hubiera sido posible sin la participación de otros soberanos, como Enrique IV de Francia, Jacobo I Estuardo, los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, o papas como Clemente VIII y Pablo V, y de ahí, la importancia de presentar la tregua en el contexto de la política europea".
I. LA REVUELTA DE LOS PAÍSES BAJOS (1559-1597)
Tras la abdicación de Carlos V y la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), las Diecisiete Provincias quedan incorporadas a la nueva Monarquía Católica de Felipe II.
II. LA PAX HISPANICA EN EL CONTEXTO EUROPEO (1598-1617)
La paz con Francia era uno de los pilares básicos de la Pax Hispanica, y por ello los tratados de Vervins (1598) y Lyon (1601) se verán confirmados con los dobles matrimonios de 1615. La nueva estrategia de pacificación de los Países Bajos incluye la cesión de la soberanía de las Diecisiete Provincias y el Franco Condado como dote de la infanta Isabel.
III. LA TREGUA DE LOS DOCE AÑOS (1609-1621)
'La Tregua de los Doce Años' (1609-1621), supuso un paso decisivo para el desarrollo de un compromiso efectivo por la paz y la tolerancia en la cultura, el derecho internacional y la política europea. El conflicto cesará por fin con la Paz de Münster (1648), que reconoce formalmente la independencia holandesa.